jueves, 4 de noviembre de 2010

Autor de referencia



Os voy a hablar de un artista llamado Juan Carlos Argüello, más conocido por su firma muelle, fue pionero en España de un estilo de graffiti único en el mundo, que años más tarde fue denominado y conocido como “graffiti autóctono madrileño”
Alrededor de 1980, en la época de la movida madrileña, Argüello empezó a reproducir en paredes y espacios públicos de Madrid el logotipo que había diseñado, compuesto por la palabra Muelle, un dibujo de un muelle acabado en una flecha, y una letra R enmarcada en un círculo. Dicha letra venia del registro de su logotipo que realizo en 1985 en la propiedad industrial y nunca permitió que su nombre quedara ligado a marca o establecimiento alguno.
Cuenta la leyenda que de niño completo una bicicleta completamente destartalada con un inmenso muelle recogido no se sabe en qué oscuro vertedero y los chicos del barrio empezaron a llamarle muelle, e de ahí su firma.
A partir de 1984 difundió su mote por el perfil estético de la ciudad, a través de miles de pintadas. Primero en el barrio de Campamento, donde vivía. Después por toda la Villa y Corte, e incluso por toda España. Casi siempre con nocturnidad. Al principio sus obras eran meras firmas. Posteriormente empezó a sombrearlas con colores o con dimensiones de profundidad, que le aproximaban a la estética del grafito neoyorquino. Los años de práctica también le proporcionaron unos sólidos principios éticos. Muelle fue seleccionando sus lienzos, concentrándose en superficies muy visibles, tapias de solares o vallas publicitarias, ya que consideraba su “mensaje” como un antídoto contra el bombardeo de imágenes que nos invade. Le preocupaba, incluso, el hecho de que los aerosoles que usaba se cargaran la capa de ozono. Lo suyo, como él mismo decía, era una historia carismática, democracia cultural en movimiento, corte de mangas al sistema. Voluntad de expresión de un chaval de barrio con ganas de dejar impronta.
La profusión de su obra, su ubicación y visibilidad en espacios públicos, y lo llamativo de sus diseños hicieron popular su firma, y otros jóvenes crearon las suyas propias, imitando más o menos el estilo de Muelle. Las firmas de muchos de estos escritores, pertenecientes al llamado graffiti autóctono madrileño, incorporaron también trazos acabados en forma de punta de flecha, por lo que se les denominó despectivamente flecheros.
En 1993 dejó de firmar, por considerar que su "mensaje" estaba ya "agotado". Murió de un cáncer de hígado fulminante en 1995.

Estas son algunas de sus obras





La información esta sacada de varias páginas de internet.

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